Cartel discriminatorio en
Russafa
Un local del barrio
valenciano rechaza el alquiler a paquistaníes
Alberto G. Palomo Valencia
22 NOV 2012 - 20:05 CET
Imagen
del cartel colocado en un local del barrio valenciano de Russafa. / DEREK
WORKMAN
"No sé si es racista o ilegal, pero lo seguro es que es
discriminatorio". Eso es lo que comenta Derek, un vecino del barrio
valenciano de Russafa, ante un cartel colgado en un local en alquiler.
"Este local no se alquila a pakistaní" pone escrito a ordenador en un
folio plastificado atornillado a la pared con trozos de madera. Al lado, otro
letrero muestra un número de teléfono y el nombre de la agencia junto a los
datos del espacio, situado en la calle de Romeu de Corberá.
Esta
señal que advierte de que los ciudadanos de esta nacionalidad no pueden
alquilar el local lleva puesta pocos días. Según Alí, el dueño -paquistaní- de
la peluquería contigua, el lugar está vacío desde primeros de este mes. Antes,
dos chicos de ese país asiático montaron una frutería que les duró tres meses.
En cuanto cerraron se colocó en la valla metálica un papel que decía lo mismo,
pero lo arrancaron. "Ahora, con las maderas y en la parte superior de la
puerta, es más difícil", explica este hombre asumiendo que él lo
retiraría.
El
gestor del local, Carlos Fuster, responde por teléfono que "alguien habrá
pasado y lo habrá puesto". "Si te molesta lo quitas", alega
malhumorado. ¿Él lo haría? "Si paso algún día y puedo...", contesta
dudoso. "Está en la calle y se puede romper", se excusa. Este
administrador confirma que el establecimiento lleva vacío desde primeros de mes
y responde enfurecido que antes lo alquilaban "unos chinos". En otra
conversación con un vecino, el administrador cambia la historia y da a entender
que el letrero lo ha colgado supuestamente el dueño, con quien EL PAÍS no ha
podido hablar, porque "no quieren" (en plural) gente de esa
nacionalidad. "Es un previo aviso porque no se les va a alquilar. En esa
calle hay muchos y es una pérdida de tiempo", afirma. "Como los que
estuvieron no pagaron y se portaron mal, no queremos más", repite.
El dueño alega que los inquilinos
que tuvieron de esta nacionalidad "se portaron mal" y no quieren más
Alí,
que ha vivido la trayectoria del local muy de cerca, relata que cuando sus
compatriotas (con quienes no tenía ningún trato anterior) alquilaron el recinto
tuvieron que pagar 400 euros del primer mes y dos mensualidades más de fianza.
En total, 1.200 euros. Lo pagaron inmediatamente. Él, que lleva nueve años en
la ciudad, tenía que ayudarles habitualmente porque apenas hablaban español.
Según cuenta el peluquero, el dueño tuvo que hacer reformas y ellos se quedaron
sin poder trabajar. A cambio, el propietario presuntamente les prometió dos
meses gratis. Las obras solo duraron un mes. Al volver a abrir la tienda, les
requirió el dinero del mes.
Ellos
no tenían cómo pagar y alegaron como aval los dos meses gratuitos que tenían o,
como segunda opción, devolverle las llaves a cambio de la devolución de la
fianza. Al final se quedaron dos meses (los que consideraban que les
correspondían por la fianza) y se marcharon. "El dueño venía cada día y
les pedía que pagaran", explica Alí. "También se acercaba de vez en
cuando el de la inmobiliaria y les acusaba con muy malas palabras",
confiesa. "O pagáis o a la puta calle" era una de ellas, cuenta
ruborizado.
La
inmobiliaria, Hogarvalencia, presume en su página web de abarcar todos los
campos de gestión inmobiliaria y de expandirse gracias a su
"profesionalidad y buenas prácticas". En el barrio, que cuenta con
una población paquistaní numerosa, los propietarios de otros locales ignoran el
letrero. Alí, que lo ve cada día, dice sentirse "ofendido" y lo
califica, sin dudar, como "100% racista".
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